martes, 1 de junio de 2010

DE BORA BORA AL REINO DE TONGA

La travesía de unas 1500 millas que hay entre Bora Bora y Tonga fue más complicada de lo previsto y nos mostró un poco de la parte dura de una vuelta al mundo, con las complicaciones que se presentan y que se deben resolver sobre la marcha, con los medios de que disponemos en el barco. A estos trabajos los conocemos como el bricolaje diario.


De Bora Bora a Suwarrow, unas 700 millas, el viento sopló de popa pura y nos obligó a navegar fuera de rumbo haciendo bordos con el ángulo de viento no más allá de 150º por la popa. A unas 100 millas y, como suele ocurrir, de noche, se nos rompió el genaker. Nos costó a Pepe y a mí más de una hora recogerlo (junto con el enrrollador) y estibarlo en el pozo de velas. Continuamos navegando con el génova grande (un 110) hasta Suwarrow.


De Suwarrow a Niue (unas 550 millas) se nos rompió el génova 110 y tuvimos que cambiarlo por autovirante génova 100 sin mas problemas. La travesía se complicó a unas 150 millas de Niue con la llegada de una tormenta que duró unas cuatro horas, con lluvia muy intensa, truenos, relámpagos y vientos de mas de 35 nudos. En la mitad de la tormenta, el piloto automático dejó de funcionar: le había entrado agua a la unidad de control a través de una grieta que no habíamos visto. Esto nos obligó a recordar los viejos tiempos de navegación sin piloto, 24 horas hasta Niue turnándonos Pepe y yo a la rueda.

De Niue a Tonga (unas 240 millas) tuvimos que navegar sin el piloto durante unas 40 horas (dos días y una noche) donde también tuvimos la que soportar la rotura, una vez más, de la pieza que une la botavara con la contra de la mayor. Llegamos bastante cansados.

Ya estamos en Tonga fondeados en la bahía de Nieafu, descansados, después de un día de ayer dedicado a reparar la vela mayor y el génova y cambiar la pieza rota de la botavara. Después de tantas roturas, decidí cambiar la contra fija por una de cabo flexible, que nos conplicará la maniobra de toma de rizos, pero que espero que aguante mejor que la fija.

La lección a aprender es que en una vuelta al mundo, con un recorrido de más de 30.000 millas, el desgaste de materiales es muy intenso y lo que sirve en condiciones normales de navegación se rompe en estas duras condiciones. Disponer de medios y conocimientos de reparación, así como de piezas de repuesto, es fundamental: al no disponer de repuesto para la unidad de control del piloto, nos hemos "chupado" 400 millas a la rueda, además de estar bloqueados en Tonga hasta que llegen las dos unidades pedidas, una a Australia y otra a España

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